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Peces

  • millalobo
  • 18 sept 2017
  • 5 Min. de lectura

…entonces Pul, rey de Asiria invadió la tierra…

Tiglat-Pileser, rey de Asiria, vino… y deportó a la gente…

Salmanasar, rey de Asiria, marchó contra Samaria y la sitió…

A partir de 2 Reyes 15:18

Invadido.

Deportado.

Sitiado.

Invasión es lo que sucede cuando levantas un ejército y luego marchas a otro país y lo tomas usando la fuerza, el poder y la violencia.

Deportación es lo que sucede cuando se captura a los habitantes de dicho país que has invadido y los remueves por la fuerza de sus hogares, puestos de trabajo, pueblos, y tierra, para luego llevarlos lejos.

Sitiar es lo que sucede cuando rodeas una ciudad con tu ejército, y al hacer esto la privas de sus fuentes de alimento y agua, para que el hambre, el sufrimiento y la muerte los haga darse por vencidos y entregarse.

Los asirios, en otras palabras, eran malos. Desagradables, brutales, violentos, opresores.

Los asirios hicieron la vida imposible a los israelitas. Año tras año tras año.

Es durante esta época que una historia surgió, la de un hombre llamado Jonás. Jonás era un israelita. Y de acuerdo con esta historia en particular, el Dios de Jonás le dijo a Jonás que llevara un mensaje a la gran ciudad de Nínive.

Y Nínive quedaba en… Asiria.

¿Asiria? ¿Nuestro peor enemigo? ¿Esos odiados infieles que han hecho la vida de nuestro pueblo un infierno viviente una y otra vez? ¿Quieres que yo entre en el centro de la bestia y haga algo bueno por ellos? ¿En serio?

Jonás no quiere saber nada de eso y encara hacia el puerto más cercano, salta en un barco e iza velas en dirección opuesta.

Por supuesto que lo hace.

Tú también te meterías en un barco…

(Nota al margen: ¿Puede ser que a menudo esta historia se cuente de tal manera que la desobediencia de Jonás es el punto de la primera parte, en línea con el propósito de ver qué pasa cuando no hacemos lo que Dios dice que hagamos? Pero, ¿cómo te imaginas que los primeros oyentes habrían reaccionado a esta historia al enterarse de que Jonás no quería ir a Nínive? Ellos odiaban a los asirios. ¿Se habrían enfocado en su desobediencia o lo habrían ovacionado porque coincidían totalmente con él?)

Así que él se mete en el barco, una tormenta viene, hay una discusión entre la tripulación sobre la causa de la tormenta, ellos determinan que él es el problema, lo arrojan por la borda, un pez lo traga, ora en el vientre del pez, el pez lo escupe, entonces él va a Nínive, los habitantes de Nínive son increíblemente receptivos a su mensaje, y luego la historia termina con él tan deprimido que quiere quitarse la vida a causa de una calabaza.

(No se puede inventar estas cosas).

Hay tantas cosas aquí, ¿por dónde empiezo? Llegaremos a la parte de la ingestión del pez en breve, pero, en primer lugar, voy a empezar con la gran rareza de esta historia.

Podría suponerse que una historia contada por israelitas acerca asirios se apegaría a las categorías relativamente sencillas de bueno y malo, correcto e incorrecto, justo y malvado.

Pero el israelita en esta historia, el único que supuestamente sigue a Dios, corre en la dirección opuesta a la de Dios. La palabra que se usa es huir. Jonás huye. Luego termina en un barco lleno de marineros “paganos” que oran.

Y mientras ellos oran para detener la tormenta, Jonás no ora en lo absoluto. Jonás duerme.

Los marineros paganos hicieron todo tipo de preguntas tratando de averiguar por qué esta tormenta había venido sobre ellos, sólo para descubrir que Jonás era el problema, algo que Jonás ya sabía desde el principio.

Y luego, cuando por fin va a Nínive después de haberse resistido a Dios una y otra vez, estos desagradables, malos, horribles asirios, resultan estar abiertos al mensaje de Dios, tan abiertos que el rey ordena:

… Que el hombre y la bestia se cubran de cilicio.

Cilicio era lo que se usaba cuando se clamaba a Dios, cuando eras muy consciente de tus pecados, cuando suplicabas a Dios por misericordia. El rey ordena a todos arrepentirse y llevar cilicio, ¡incluyendo a los animales!

(¿Animales arrepentidos? ¿Que…? Un detalle bastante surrealista como mínimo. Uno de los muchos indicios de que el autor tiene un punto más grande en mente… un punto al que llegaremos en breve).

(Otro punto sobre ese punto: cuando leas la Biblia, abraza las partes extrañas. Animales que llevan cilicio es extraño. Toma nota de las partes extrañas porque por lo general están por una razón…).

En el mundo moderno, estamos familiarizados con marcos que ven las cosas en términos dualistas: están las buenas personas y luego están las malas, lo correcto de hacer y lo incorrecto, hay quienes necesitan ayuda y luego están los que ayudan.

Pero en esta historia, las categorías están todas revueltas. El supuesto justo israelita es desafiante y perezoso. Mientras que los paganos supuestamente malos y perversos, son receptivos y abiertos al mensaje de Dios para ellos.

Y entonces, al final, después de que Jonás se arrepiente y ve este milagroso cambio masivo en el corazón de los ninivitas justo delante sus ojos, él está tan molesto por esto que quiere morir.

Él le dice a Dios

Yo sabía que tú eres un Dios clemente y compasivo, tardo para la cólera y lleno de amor, un Dios que te arrepientes de enviar calamidad.

Y luego añade:

Ahora Jehová, quítame la vida, pues mejor me es la muerte que la vida.

¡Qué extraña historia!

Una historia en la que ninguno de los personajes hace lo que se espera que hagan. Lo que plantea las preguntas:

Entonces, ¿por qué sobrevivió esta historia?

¿Qué hizo que la gente encontrara a esta historia importante y digna de ser contada y preservada?

¿Qué nos dice esto acerca de cómo ellos entienden quiénes son y quién es Dios?

Varias respuestas.

En primer lugar, esta historia es acerca de un hombre, pero se trata de una nación. Jonás no quería ir a Nínive porque los asirios habían tratado horriblemente a los israelitas. La historia formula la pregunta:

¿Puede Jonás perdonar a los asirios?

Pero la pregunta en realidad es:

¿Puede Israel perdonar a los asirios?

Al final Jonás está enojado,

enojado porque Dios ha sido tan bueno con ellos.

Por supuesto que Jonás está enojado.

Cuando tú no perdonas a quienes te han hecho daño y luego algo bueno les sucede, cuando son bendecidos o reciben misericordia o una experiencia favorable, es exasperante.

Lo que nos lleva a un tema más amplio de la Biblia:

De acuerdo con la historia que se ha estado desarrollando hasta que Jonás sube al barco, Israel desde temprano en su historia tenía el llamado (Génesis 12 para ser más precisos) de ser una luz para el mundo, de mostrar al mundo el amor redentor de Dios.

Un llamamiento con el que no cumplieron.

Hay una pregunta entonces que está al acecho en la historia de Jonás:

¿Se puede perdonar al peor enemigo y ser un canal a través el cual el amor redentor de Dios pueda fluir hacia ellos?

Es una pregunta para Jonás

porque

es la pregunta para Israel.

Es por eso que el libro de Jonás no termina con una conclusión, un juicio, ni con los detalles sobre lo próximo que hace Jonás.

El libro termina con una pregunta,

una pregunta que Dios tiene para Jonás: ¿No debería preocuparme por la gran ciudad?

En la historia es una pregunta para el personaje de Jonás,

pero a un nivel mucho más significativo es una pregunta que el autor hace al público, un público que (sólo podemos suponer) habría tenido muchas, muchas razones personales para responder…

No.

Dicho esto, ¿qué pasa con la parte de pez?


 
 
 

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