No juzguéis, para que no seáis juzgados
- millalobo
- 20 jun 2016
- 2 Min. de lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,1-5): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.»
Hoy Jesús nos hace una petición realmente exigente: no juzgar. Es difícil porque en realidad casi todo pensamiento es un juicio, valoramos la realidad constantemente para poder tomar decisiones, lo hacemos a cada momento.
Pero cuando nos referimos a personas, cuando se trata del prójimo la exigencia es muy distinta. Nunca juzgar las intenciones del prójimo. Porque cuando uno juzga las intenciones de otra persona, ya hizo una condena en su interior. No juzgar nunca al hermano, porque no sabes lo que hay en su corazón, no sabes sus motivaciones, las circunstancias que puede estar viviendo. En todo caso uno puede darse cuenta que un acto determinado es malo. Pero a la persona, nunca se la puede juzgar así. Sólo puede juzgar el que tiene poder para condenar y para salvar. Y nosotros no somos jueces. Al prójimo siempre hay que tratarlo con la más profunda reverencia y caridad.
Quizá podemos sacar de aquí una actitud muy concreta para evaluarnos: ¿acostumbro a hablar mal de los demás? Porque si ya es grave juzgar interiormente a una persona, cuánto más lo será decirlo frente a otros. Hoy Jesús usa una palabra muy fuerte para cuando nos portamos así: hipócritas! nos dice.
Eso no quiere decir no podamos corregir al otro cuando se equivoca. Es más bien un deber evangélico la corrección fraterna. Pero hoy Jesús nos invita a mirarnos primero a nosotros mismos, para que podamos corregir con caridad, con mansedumbre, con misericordia.
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